Aguateras, se les llamaba a quienes llevaban el agua recogida de las quebradas para el sustento en las casas.
Por Carlos E. López Castro
(Historias Contadas # 91, junio de 2014)
La primera forma de repartir agua para los habitantes de la antigua Medellín fue desde la pila pública en la Plaza Mayor (Parque de Berrío). Aquí haremos un breve recuento del antiguo acueducto encontrado con la construcción del tranvía de Ayacucho. En el pasado, el acueducto era rudimentario y conducido por atanores o tubos de barro y el agua era disputa entre lo privado y lo público. En la actualidad, continúa la polémica por la desconexión del servicio de agua a familias que no pueden pagarla.
Antiguo desarenadero y acueducto encontrado en
2013 con la construcción del tranvía, en Medellín
AGUA PARA LA VIDA, DESDE LA CULTURA ROMANA
Un acueducto se inicia con la construcción de un ducto artificial desde una fuente de agua que la lleva a un depósito de cabecera para ser repartida a viviendas para el consumo. El primer acueducto en el mundo se denominó “Jerwan”, construido en el año 700 a.C., en Nínive, capital de Asiria. En esa misma época, Ezequías, rey de Judá (715 a 586 a.C.), planificó y construyó un sistema de abastecimiento de agua de 30 km de longitud para la ciudad de Jerusalén.
El poderoso Imperio Romano desarrolló muchos acueductos, a partir del año 312 antes de Cristo, con fuentes de aguas subterráneas. En el año 145 a.C., el pretor Marcio construyó el primer acueducto que transportaba agua a nivel del suelo, con 90 km de longitud, llamado Aqua Marcia. En el año 70 a.C. ya existían más de 10 sistemas que suministraban 135.000 m3 de agua al día.
En cuanto a lo que se refiere a Medellín, en 1677, Miguel de Aguinaga, gobernador y capitán general de la provincia, ordena que "se eche el agua de la quebrada de Aná (hoy quebrada Santa Elena) que quede bien corriente y moliente y bien segura la tupia o rompimiento de donde se coja el agua...".
FUENTE DE AGUA EN LA PLAZA
Antes del año 1787, no existen indicios que asegure que existió acueducto. El agua se utilizaba directamente de la quebrada de Aná, hoy Santa Elena, del río Aburrá, hoy río Medellín y de numerosos arroyos que bajaban por las montañas.
El primer acueducto de Medellín, nació en 1787 al construirse una cañería que llevara el agua de la quebrada Santa Elena a una fuente o pila pública en la Plaza Mayor, hoy parque de Berrío. Así lo escribió José Antonio Benítez en ese entonces: “Pajas de agua, concedidas por el Visitador General en Auto de 29 de diciembre de 1787 en virtud de haber costeado el Cabildo y de sus Propios 1.585 pesos en el giro de la cañería que conduce el Agua a la Fuente de la Plaza Mayor, que es la misma que sigue a la fábrica de Aguardientes que era de cuenta del Rey”.1
Años después se construyeron otras tres pilas: en la casa de Joaquín de Carrasquilla, alcalde desde 1793; en el Convento de las Carmelitas, en el año 1794 y en el Hospital San Juan de Dios.
En 1856, se constituye en Medellín la Sociedad de Aguas de La Ladera, entidad privada para la prestación del servicio de acueducto. 1867. Se disuelve la mencionada sociedad. Se crea otra con el mismo nombre, pero sobre otras bases. 1870. Medellín recibe ya las aguas de la quebrada Piedras Blancas, base del acueducto moderno, y las de sus afluentes Mazo, Guayabo, Chorrillos y Gurupera, entre otros. 1888. El municipio decide reservarse el derecho de traer aguas a la ciudad. 1890. El municipio adquiere el manejo de las aguas que, hasta ese entonces, eran administradas por particulares. Estos le ceden al municipio, y a perpetuidad, la propiedad de la acequia de Santa Elena, entonces en construcción. 1892. El municipio compra el acueducto particular de Piedras Blancas, para consolidar la prestación del servicio por parte del sector público. 1893. Se decreta la modernización del acueducto de Santa Elena.2
En una importante investigación sobre el agua en Medellín, los autores se basan en los archivos escritos, dejados por el fontanero del distrito y empresario del agua, Erasmo Rodríguez, donde explica cómo familias pudientes se apropiaban de fuentes para construir acueductos particulares. Además de los inconvenientes para acceder al agua en las dos últimas décadas del siglo XIX. Los autores del estudio escriben: “No se contaba con el agua de los acueductos todo el tiempo, se distribuía de manera intermitente, según ciertos horarios y de acuerdo con su existencia en las “cajas repartidoras”. Los habitantes que no podían acceder al agua pública quedaban supeditados a la reventa que hacían algunos particulares o a la distribución de los “aguateros” (vendedores de agua a domicilio)”. Y para dar una idea de la ubicación de esa época, Rodríguez escribió en esa época: “El acueducto, una vez que ha partido de los depósitos entra a la ciudad por un acueducto de ladrillo hasta la esquina de la Plazuela San Francisco”.3
Por la misma época, existieron otras fuentes de agua manejadas por el distrito, así: en la calle Colombia con Salamina (instalada en 1881), en la calle Ayacucho con El Palo, en Palacé con Maturín, en Colombia con Cúcuta, en el barrio San Benito y la de la Plaza Principal. Otras fuentes de particulares de la época fueron: dos en el barrio Guanteros (en Maturín) y en la Plazuela San Benito, administrada por el señor Alejandro Gaviria Castro.
En cuanto a otros problemas, el fontanero escribía: “Los tubos de barro o “atanores” que llevan el agua hasta las fuentes estaban expuestos al peligro del paso de las bestias y a los juegos de muchachos que las obstruyen con palos, piedras… Las conducciones no pueden calificarse de verdaderos acueductos, pues las fuentes o pilas públicas vertían sin cesar el agua no usada hacia las calles: (…) esta no debería salir a correr otra vez a la calle; sino que conservándose limpia podría perderse allí mismo a ir a surtir otras fuentes más abajo; tendríamos pues que con el agua de una sola se podrían proveer todas las que se quisieran”.4
UN GEÓLOGO NOS CUENTA HISTORIAS DEL ANTIGUO ACUEDUCTO
En el año 2013, con la construcción del futuro tranvía de Ayacucho, fue encontrado debajo de la carpeta asfáltica de la calle Ayacucho con la carrera 41 (Mon y Velarde), un antiguo acueducto que permanecía intacto. Fue construido entre finales del siglo XIX. Los hallazgos se hicieron por toda la calle a unos 40 centímetros de profundidad y hasta los 2 metros.
Es importante recordar que, semanas después, también se encontró un antiguo puente que en 1875 Enrique Hausler construyó, llamado La Palancia sobre la quebrada del mismo nombre, que atraviesa el sector de la construcción del futuro tranvía, en la calle Ayacucho.
Para la indagación, el ICANH, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, aceptó el proyecto en que han trabajado el historiador Jorge Márquez, al historiador de la arquitectura Luis Fernando González, el restaurador León Restrepo y el arqueólogo Pablo Aristizábal.
Hoy, el proyecto que conserva este hallazgo se llama "Programa de Arqueología Preventiva - Corredor Verde Av. Ayacucho - Tranvía Ayacucho y Metrocables - Metro de Medellín", está coordinado por el Arqueólogo Pablo Aristizábal, quien nos contó esta historia que hace parte del patrimonio de la ciudad:
Desde la época de los romanos, todos los acueducto tienen un desarenadero, desarenador, piscina de decantación, tanque de sedimentación o filtro. El antiguo acueducto, construido en 1896 por el ingeniero Antonio José Duque Bernal (1871-1906), tiene 117 años de antigüedad. Es una estructura de ladrillo cocido, pegado con argamasa de arena con cal. Acueducto para surtir a una pequeña ciudad que iba desde lo que hoy conocemos como Plazuela San Ignacio hasta el barrio San Benito.
El agua era tomada de la quebrada Santa Elena que en momentos de lluvia, llegaba turbia, con sedimentos. Con el desarenador se le bajaba la velocidad a su recorrido para ponerla a circular despacio por un sistema de meandros o curvas. Así, las partículas iban quedando en el fondo, por física o por decantación, cayendo los lodos al fondo. El agua limpia salía por la parte de arriba para ser distribuida, a la ciudad de ese entonces, a algunas fuentes donde los habitantes iban con vasijas a recogerla para sus hogares. No existía la distribución domiciliaria.
El agua era captada en la parte alta, en la hacienda Miraflores, de propiedad de Coriolano Amador. La arena salía por unos túneles hacia la quebrada La Palencia.
Existe un plano de 1889, realizado por estudiantes de la Escuela de Minas, donde muestra el sitio en Ayacucho con la carrera 41, como un lugar de distribución de agua o desarenadero. Aunque el ingeniero Duque nunca viajó a Europa, la construcción del desarenadero tiene influencia de los romanos y de los árabes. Años después, este ingeniero se asoció con Enrique Olarte. Construyeron el edificio Duque en Carabobo con la calle Colombia.
Otro plano realizado en 1908 por una firma inglesa, muestra el cambio del acueducto encontrado que sería cambiado por tubería metálica.
SEIS DÉCADAS DEL SIGLO XX
1905. El cabildo declara la utilidad pública de la tubería metálica para el servicio de acueducto. 1907. Se aprueba el acueducto metálico y se contrata la realización de los respectivos estudios. 1908. Se entregan los resultados del estudio, el cual propone la utilización exclusiva de las aguas de Piedras Blancas, desechando las de la quebrada Santa Elena. 1911. Todavía la población de escasos recursos depende de las fuentes públicas para el suministro de agua. Se cuenta con 88 surtidores, alimentados básicamente de las aguas de Piedras Blancas y Santa Elena. 1912. Se contrata la construcción del acueducto metálico. 1913. El municipio crea la Junta Autónoma del Acueducto. 1915. Se entrega el primer tanque de acueducto, el de Santa Elena, con una capacidad de 2.400 metros cúbicos. Se realizan los primeros análisis bacteriológicos de las aguas utilizadas para el consumo doméstico. 1916. Se inicia la construcción de la red de conducción y distribución del acueducto moderno. 1917. Se inicia la instalación de las tuberías metálicas. 1919. Se crean las Empresas Públicas Municipales para la prestación del servicio de acueducto, principalmente. La tarifa era de $1,50 por instalación. 1922. El municipio suspende el arrendamiento de aguas por particulares e inicia la revisión de los medidores privados y de los títulos de propiedad sobre las aguas.
1923. El ingeniero norteamericano George C. Bunker recomienda suspender los acueductos de barro, por sus efectos negativos sobre la calidad del agua. Con base en los estudios de este experto se implantaría más tarde el sistema de desinfección con cloro para minimizar los riesgos de enfermedades de origen hídrico. 1924. Empieza a instalarse la tubería metálica en Belén, La América y El Llano. 1925. Se inaugura la primera planta con sistema de clorinación en La Tablaza. Se empieza a registrar una disminución del 7% en los índices de mortalidad por enfermedades de origen hídrico. Se inicia la instalación sistemática de tanques de almacenamiento. 1931. Se estudia el posible aprovechamiento de las aguas del río Medellín para solucionar la escasez de agua de la época. El proyecto es desechado por el alto grado de contaminación de esa vertiente y por el elevado costo que demandaría su purificación. 1940. Se emprende el aprovechamiento de las quebradas Piedras Blancas y Santa Elena, tratadas únicamente con cloro. 1941. Se produce la separación de las Empresas Públicas Municipales. La de acueducto se integra a la segunda sección, junto con las de tranvía y teléfonos. 1943. Entra en operación Villa Hermosa, la primera planta de purificación. 1947. Se decide aumentar el abasto de agua para la ciudad, regulando los caudales de la quebrada Piedras Blancas mediante la construcción de un embalse. Se contratan los estudios de la presa con una firma norteamericana. 1949. Se inicia el aprovechamiento de la quebrada La Iguana. 1952. El embalse de Piedras Blancas entra en servicio.
1953. Se finaliza la construcción del acueducto La García.
1954. Se crea la sección pitométrica para controlar el fenómeno de pérdidas de agua.
1955. Se constituyen las Empresas Públicas de Medellín como establecimiento autónomo.
En 1956, se construye la estación de bombeo en la quebrada La Honda.
1957. Se pone en servicio la planta de potabilización de Pedregal y se amplía la de Villa Hermosa.
1958. Se concluyen los estudios preliminares para el aprovechamiento del río Negro.
1963. Se inicia el aprovechamiento de la quebrada Ana Díaz.
1964. Se ponen en servicio la planta de San Cristóbal y las estaciones de bombeo La Honda, La Mosca y Piedras Blancas. Se concluye la perforación de un túnel para la conducción de las aguas del embalse Los Salados.5
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NOTAS:
1 José Antonio Benítez, “El Cojo”. Carnero de Medellín. Ediciones Autores Antioqueños, Medellín 1988, pág. 153)
2 www.epm.com.co
3 Jorge Márquez Valderrama y Juan Esteban Santa Zuluaga. Agua y salud en la configuración del espacio urbano de Medellín, 1886-1913)
4 Ídem.
5 www.epm.com.co
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